Y muero porque no te tengo...


Frio, hace mucho frio desde que te has ido, los últimos soplos de la brisa de tu aroma ya hace rato que han expirado, pero yo sigo aquí, sentado en este viejo sofá, intentando recordar porque te has ido, intentando soñar que no te has marchado. El vacio del silencio reina en la estancia que antes llenabas con tus risas. El gris se ha apoderado de mi vida ahora que tu rubia cabellera, y sus dorados destellos, se han marchado.

Y cuándo te veo no puedo creer que estás ahi frente a mi, mirámdome. Y alargo la mano y te toco y no puedo creer que estés ahí frente a mi, y yo tocándote. Y cuando me doy cuenta de que no estoy soñando me acerco más, y te abrazo y me abrazas, cuándo lo hago, no te das cuenta pero te huelo, tu olor me encanta, aunque cuándo te lo digo te rias y me digas que es mentira, y me gusta que me lo digas y te rias, porque en cuanto el primer atisbo de una sonrisa tuya se cruza por tu bello rostro me iluminas y me das mil razones para seguir queriéndote y me das mil razones para seguir viviendo.

Pero cuando no estás sufro, sufro porque no sé si volverás algun dia, sufro porque te quiero y sufro porque aunque a veces te tengo se que no estás conmigo. Y me duele pensar que aunque te tenga no te tengo, me duele tanto que muero, y muero porque no te tengo.

Mutación


Se me hace extraño, mirarte ahora y ver en lo que te has convertido, recordarte y pensar en lo que fuiste antaño. Las personas cambian con el tiempo, es cierto, pero lo doloroso es ver lo que te has hecho a ti misma, ver lo mal que has mutado, ver el resultado de tu desevolución, y pensar que todo lo bello que veía en ti eran solo mentiras y engaños que no supe ver en su momento, y pensar que de todo lo bello que veía en ti tan sólo queda un débil recuerdo en mi memória, que se degrada y difumina inébitablemente.

Y se me hace extraño. Se me hace extraño pensar en lo que fuimos y en lo que somos ahora, dos individuos, dos gotas de agua en este enorme charco. Pero luego levanto la cabeza y miro la calle a través del mostrador, el sol brilla y se refleja en los adoquines del suelo, pasa una mujer con su carrito de la compra, una pareja de adolescentes probablemente haciendo novillos de la escuela, una madre y su hijo en su cochecito. Y miro ese paisaje y pienso que al fin y al cabo sólo se trataba de tomar una decisión, y tomé la decisión correcta. Y a pesar de lo que nosotros creemos este charco en el que nos encontramos tu y yo, dos miserables gotas de agua, no es tan turbio, ¡Hay un mundo ahí fuera y tu no eres más que una infima parte de todo esto! y yo, yo soy una pequeña gota en este charco y tengo un gran mar de posibilidades, una carta náutica vacia, un compás por estrenar.

Y a ti te digo lo mismo, M., cuándo te levantes de tu cama no enciendas el ordenador, sal a la calle, sientate en un banco, piensa en la gente que si te quiere, piensa en las personas que te aprecian por lo que eres, no por como fuiste o por lo que esperan que seas. Observa la luz de este dia soleado de enero, centrate en todo ese amplio espacio que te rodea, todo lo que te queda por ver y por disfrutar. Piensa que algunos si te queremos y te apreciamos.

Miedo y máscaras


De repente un extraño temor se apodera de mi, tiemblo ante la posibilidad de que te alejes de mi, tengo tanto miedo que dejo de hacer lo que hago normalmente para satisfacerte, pero eso no es lo que quieres que haga porque lo que te gusta de mi es lo que hago cuando no tengo miedo. Y te pierdo, te pierdo porque temo perderte...

El miedo es un sentimiento un tanto extraño, por temor dejamos de hacer muchas cosas, por miedo no tomamos decisiones que podrian ser transcendentes en el transcurso de nuestra particular história.

El temor a ser rechazado me ha forzado a forjar una máscara única que muestro sin pudor en público, una máscara afable, tierna, cálida, suave, bella, pero ante todo, una máscara. Un rostro falso, una gran mentira. Me la coloco con cuidado al salir de casa, teniendo extrema cura de no dejar ni rastro de mi esencia al descubierto, la máscara soy yo cuándo no soy yo, y yo soy yo cuándo no soy mi máscara, entonces ¿dónde está la frontera de quién soy yo y quién es mi máscara, si mi esencia ha mutado para adaptarse a mi máscara?