Se me hace extraño, mirarte ahora y ver en lo que te has convertido, recordarte y pensar en lo que fuiste antaño. Las personas cambian con el tiempo, es cierto, pero lo doloroso es ver lo que te has hecho a ti misma, ver lo mal que has mutado, ver el resultado de tu desevolución, y pensar que todo lo bello que veía en ti eran solo mentiras y engaños que no supe ver en su momento, y pensar que de todo lo bello que veía en ti tan sólo queda un débil recuerdo en mi memória, que se degrada y difumina inébitablemente.
Y se me hace extraño. Se me hace extraño pensar en lo que fuimos y en lo que somos ahora, dos individuos, dos gotas de agua en este enorme charco. Pero luego levanto la cabeza y miro la calle a través del mostrador, el sol brilla y se refleja en los adoquines del suelo, pasa una mujer con su carrito de la compra, una pareja de adolescentes probablemente haciendo novillos de la escuela, una madre y su hijo en su cochecito. Y miro ese paisaje y pienso que al fin y al cabo sólo se trataba de tomar una decisión, y tomé la decisión correcta. Y a pesar de lo que nosotros creemos este charco en el que nos encontramos tu y yo, dos miserables gotas de agua, no es tan turbio, ¡Hay un mundo ahí fuera y tu no eres más que una infima parte de todo esto! y yo, yo soy una pequeña gota en este charco y tengo un gran mar de posibilidades, una carta náutica vacia, un compás por estrenar.
Y a ti te digo lo mismo, M., cuándo te levantes de tu cama no enciendas el ordenador, sal a la calle, sientate en un banco, piensa en la gente que si te quiere, piensa en las personas que te aprecian por lo que eres, no por como fuiste o por lo que esperan que seas. Observa la luz de este dia soleado de enero, centrate en todo ese amplio espacio que te rodea, todo lo que te queda por ver y por disfrutar. Piensa que algunos si te queremos y te apreciamos.