Y los sueños sueños son


Despierto empapado, el olor del sudor se hace evidente al remover las sábanas, el despertador hace rato que suena. Miro por la ventana: ni un coche, ni un ruido, tan solo el sonido de una lluvia fina que en silencio empapa las calles de la ciudad, todo está en calma y sin embargo yo estoy nervioso. Intento recordar mi sueño, intento recordar porqué estoy tan trasbalsado. La alarma del móvil sigue sonando, la vibración hace que se mueva por la mesita, hasta que irremediablemente cae al suelo, ese estruendo me saca de mi espontáneo letargo, tengo que levantarme, tengo que irme a trabajar.

Me levanto de la cama de un salto, me dirijo al espejo, al encender la luz del cuarto de baño ésta me ciega momentáneamente, con los ojos a medio abrir y protegiéndome con una mano me miro en el espejo. La barba de tres dias y las ojeras me hacen parecer mayor, mucho más mayor. La soledad, el desemparo, la melancolia y el odio que llevo dentro me hacen ser frio, mucho más frio. Me pongo desodorante, luego la camiseta y el jersey y la chaqueta, bebo un vaso de agua y salgo por la puerta a toda velocidad.

En la calle hace frio, mucho frio para ser mediados de Abril, las minúsculas gotas de lluvia me dejan calado hasta la medula. El sueño hace que me tambalee por la calle. Me miro en los cristales de los escaparates de las tiendas de la ciudad, hoy me veo raro. Esperando en el semáforo para cruzar la calle, solo por cortesia, un coche pasa a toda velocidad frente a mi, pegado a la acera, por encima de un charco, lo que provoca que una gran cortina de agua se levante y suena el despertador. Despierto empapado, el olor del sudor se hace evidente al remover las sábanas, el despertador hace rato que suena.

Me levanto de la cama de un salto, me dirijo al espejo, al encender la luz del cuarto de baño ésta me ciega momentáneamente, con los ojos a medio abrir y protegiéndome con una mano me miro en el espejo. La barba de tres dias y las ojeras me hacen parecer mayor, mucho mayor. La soledad, el desemparo, la melancolia y el odio que llevo dentro me hacen ser frio, mucho más frio. Me pongo desodorante, luego la camiseta y el jersey y la chaqueta, bebo un vaso de agua y salgo por la puerta a toda velocidad pensando que la vida es solo un sueño, y los sueños, sueños son.

Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibe

prestado, en el viento escribe,
y en cenizas le convierte
la muerte, ¡desdicha fuerte!
¿Que hay quien intente reinar,
viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte?

Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.

Yo sueño que estoy aquí
de estas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.

¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,

y los sueños, sueños son.

Pedro Calderón de la Barca

Mierda


Todos y cada uno de nosotros hemos pisado alguna que otra mierda en nuestras respectivas vidas. Algunos hemos pisado mierdas pequeñas y otros hemos pisado mierdas enormes, es un hecho, incluso la mas pequeña de las rencillas supone un gran problema para quien no está acostumbrado a sufrir contratiempos, mientras que un gran desbarajuste en alguna que otra situación no supone más que una pequeña piedra en el camino de quién no para de encontrarlas. Hay quién se escuda eternamente detrás esos problemas, no digo que no puedan o que no debieran, pero usar esos problemas como excusa para justificarse de todo lo que hacen en su día a día puede resultar muy triste, triste y molesto para los demás, que en ocasiones pueden sentir sus vidas eclipsadas por la mierda de los demás.

Yo mismo me he estado justificando, jugando con mis excusas bien escojidas, bien preparadas, bien ensayadas. Me he escudado detrás de mi enorme montón de mierda durante mucho tiempo, demasiado tiempo. Si, es cierto que quizás no he llevado una vida de ensueño durante los ultimos años, quizás es cierto que merezco poder usar mi lucha para salir adelante como rampa a un estatus superior, ser "ese pobre chaval que ha luchado para tener lo que tiene no como el resto". Pero eso es completamente y irrefutablemente falso, a lo mejor me he ganado cierto grado de respeto por parte de los que lo han tenido más facil, pero eso no me concede el derecho de juzgar a nádie, y menos de despreciar a nádie. No puedo pasarme el resto de mi vida usando mis problemas como excusa para justificar acciones que yo mismo cosidero poco justas sinó amorales.

Y llegó el momento de ponerle fin a todo esto, de dar el penúltimo paso*, la penúltima piedra que pondrá punto y final a mi cambio radical personal, y para hacerlo me he propuesto dejar de usar las mismas excusas que uso para los demás con mi mismo, por ejemplo usar el "me han hecho mucho daño" para evitar arriesgarme y experimentar sensaciones nuevas, porque para triumfar hace falta probar y errar, y aunqué probablemente no triumfe demasiado siempre obtendré un bien muy preciado, experiencia, que es algo maravilloso pues nos permite identificar un error cada vez que volvemos a cometerlo.

*Falta otra cosa más antes de poder afirmar que he conseguido completar mi cambio radical, y es algo que me va a doler en el alma, deshacerme de Axel Prat.

Lo que nunca te diré


Por los altavoces suena "Romeo & Juliet" de los Dire Straits, los acordes de la guitarra se funden con las campanadas de la iglesia del Mercadal. La libreria huele a mimosa y a café. Ayer le pedí a una chica que entró en la libreria con un ramo de esta hermosa planta un cachito y el propietario del bar al que siempre voy a desayunar se ha acordado de mi y me ha traido un café con leche, su gran contribución a que mis mañanas de domingo sean más agradables y llevaderas.

Hace un par de horas salí de casa para dirigirme al trabajo, no miré por la ventana antes de salir. Puede sonar un poco raro pero prefiero descubrir la temperatura, el color del cielo, el viento y la lluvia, si la hay, una vez estoy ya en la calle. No me crucé con nadie o casi nadie en mi camino hasta aquí, los domingos por la mañana Girona parece un cementerio, el silencio es casi absoluto, si te concentras puedes oir el viento circulando por las calles. El olor anodino que el alquitrán, el aceite y el humo que los coches han dejado durante la semana impregna el ambiente, pero ese olor, ese ambiente y esa soledad no me molestan en absoluto.

Anoche, hará unas diez horas cuando me metí en la cama para intentar dormir me resultó muy dificil conciliar el sueño, no me podia quitar tu rostro de mi mente, no me podia quitar de la cabeza todas esas cosas que nunca te he dicho y no creo que te las diga nunca, no es que no tenga ganas, ni tampoco es que no me atreva, ni tampoco es que no te merezcas que te las diga. Pero temo que al hablar de ello, esa cosa mágica que flota en el aire entre nosotros, tan pura, tan clara, tan frágil, se rompa en mil pedazos, que se detenga la música, que se apaguen las luces, que se baje el telón.

Hace una semana fuí a la feria de un pequeño pueblo, Crespià que así es como se llama, la feria de la miel, paradojicamente en ésta feria de "la miel" no habia ninguna parada con tarros de miel a la hora que yo fuí. Eran las tres del mediodia del domingo pasado, el sol estaba radiante, el olor de dulces, embutidos y queso inundaba la suave brisa fresca que corria por las estrechas calles. Una de las paradas vendia artilugios hechos con madera, pintados de colores llamativos, entre ellos una pinza para el pelo con la forma de un tridente, de color verde llamativo, con una estrella grabada, pensé en ti. En esa parada te compre esa pinza para el pelo, pero nunca he llegado a dártela, ni creo que nunca lo haga, aún la tengo aquí, el el bolsillo interior de la chaqueta.

Hace diez meses mi pasado me había abandonado, llevándose con él mi presente y mi futuro. Mi día a día se volvio gris, a ratos blanco, casi siempre negro, tardé casi ocho meses en darme cuenta de que no todo estaba perdido. Tardé dos meses más en darme cuenta de que nada estaba realmente perdido. Y te debo la mayor parte del progreso de los últimos dos meses, tu sonrisa tímida, tu mirada càlida, tu voz clara. Y cada vez que te veo me inundan las ganas de darte las gracias, gracias por tan solo estar ahí, a mi lado, charlando. Pero eso no es lo que quiero decirte y que no te voy a decir nunca, porque nunca podré sintetizar en una frase todo lo que siento.



La letra de la canción

Desde mi cama


Desde mi cama veo el cielo, la luz de la luna casi llena de esta noche fria de febrero alumbra la oscuridad de mi habitación, llena las sombras de plateados reflejos. Hechado en mi cama miro la luna a través de la ventana, me tranquiliza como no lo habia hecho nunca, me llena de calma y de sosiego. Miro a la luna y ella me mira a mi, y le cuento mis pensamientos, mis temores y mis deseos.

El viento de la noche juega con las nubes, y las mueve, y las moldea, y las transporta, y las transforma a su antojo. Y todo mi mundo de ahora, mis sabanas, mi colchon, mi cojín, la ropa tirada en el suelo también cambia al antojo del viento de la noche. Las luces, las sombras, el silencioso ruido de la noche, bailan y cambian al ritmo tranquilo del frio aire de esta noche de febrero.

Desde mi cama le hablo a la luna a través de la ventana. Le cuento mi pasado y mi presente, ella pronostica mi futuro. Siento como si una fuerza telúrica me engulliera, que me empuja a vivir con más ánimo, a sentir con más ahínco, a soñar con más tesón. Siento que mi corazón palpita con más vigor, lo que sentí hace tiempo resurge del olvido, lo que siento ahora se ratifica y fortalece, lo que sentiré en un futuro se me antoja como la visión de un vidente.

Hechado en mi cama me envuelve el pesado velo del sueño, pero no quiero dormirme aún, quiero seguir hablandole a la luna, porque ella me comprendre, me aconseja y vela por mis ambiciones, al menos esta noche, sólo por esta noche. Y me duermo, y sueño con la luna, y con el frio viento de esta noche de febrero. Cuando despierto me cuesta definir la línea en dónde todo empezó a ser un sueño, quizás esa frontera entre lo onírico y lo real es demasiado fina, demasiado etérea, demasiado irreal.

En la cuerda floja


Cuál acróbata de circo me encuentro en la cuerda floja, tambaleándome, intentando mantener el equilibrio.

Si pudiera verte ahora te daría todo lo que nunca te han dado, si pudiera verte ahora... Las dudas y la distancia son el vacío que se extiende bajo mis pies, mientras tus besos y tus palabras son la cuerda sobre la que ando y de la que no tengo intención de caer.

Si tan solo pudiera verte amor mío conseguiría que tus dudas se esfumaran, si tan solo pudiera verte… Porque el amor que siento por ti cariño no conoce límites ni fronteras, porque te deseo, porque te quiero, porque te adoro. Deseo besarte suavemente, besarte poco a poco, besar cada rincón de tu piel. Deseo acariciarte lentamente, acariciarte con ternura. Deseo abrazarte fuerte. Deseo amarte. Deseo tenerte conmigo.

Si pudiera abrazarte ahora amor mío llenaría el vacío de tu corazón, si pudiera abrazarte... Lo llenaría con mi amor, tu sabes cariño que te quiero, sabes lo mucho que te amo, sabes que no miento cuando te lo digo, y sabes que en el fondo me quieres, que me deseas tanto como te deseo yo a ti, porque lo veo en tus ojos, lo leo en tus palabras y lo oigo en tu corazón.

Porque cuando estás conmigo amor mío me emborracho de tu aroma, bebo de tu boca y vivo de tu piel, porque cuando estás conmigo amor mío tu voz da vida a mi silencio, porque cuando estás conmigo amor mío mi corazón palpita tan fuerte que se estremecen los cimientos de mi alma. Porque cuando estás conmigo vivo y cuando te vas muero.